Desmadejándose.
Madeja de lana es una expresión que muchos ya no conocerán. Antes, las personas tejían, sobretodo las mujeres, era un buen pasatiempo y sobretodo muy práctico en el hogar.
La madeja de lana era esa bola de hilo de lana que se iba desliando a medida que el trabajo del tejido bordado u otro estilo se iba haciendo.
Desmadejarse tiene el sentido de deshacerse, desmontarse, perder la unidad o la utilidad, o al menos así es como yo lo utilizo.
Estamos en tiempos de volver a tejerse, de re-acomodar, de zurcir y reparar aquellas partes de nosotros que ya no funcionan o se han roto.
Es interesante ver como a los 52, casi 53 años, uno tiene la sensación de urgencia que no habría supuesto tener, una urgencia por sanar, por cambiar cosas, por repararse, por mejorar la vida, pero no en lo fino, también en parte profunda y estructural.
Dejamos que nuestra vida se vuelva automática, tomamos las grandes decisiones pero a menudo abandonamos las pequeñas, las dejamos a la inercia, a las circunstancias, a lo posible, a lo necesario, y de repente nos vemos con una hechura que no nos va, con una tira horizontal preciosa en un jersey que no nos cabe, tejido por nosotros mismos, y tenemos que desmadejarlo, deshacerlo, eliminar parte de lo hecho, para poder volver a encararlo.
La alegría con la que los jóvenes toman los cambios no es la misma con la que alguien talludito (o fusiforme), o más bien leñoso, los toma, un junco se adapta con facilidad, las varas de fresno y de sauce son muy flexibles pero cuando tienen varios años ya son más estructuras portantes y no comban con la misma facilidad.
La realidad que nos hemos hecho también impele y sostiene, enmascara y tapa las necesidades, que siguen estando ahí, es más, que siguen evolucionando.
Aunque el árbol que hayas construido sea útil, de cobijo a los pájaros alimento a los insectos y sombra a propios y extraños, quizá no eres el árbol que querrías haber sido.
En la edad media de la vida, uno no se plantea si es el tipo de árbol que quiere ser, porque no hay más que crecer, conseguir recursos, apilar energía y resolver de una u otra forma, pero cuando tienes la oportunidad de parar y observar, a veces descubres con asombro que eres un sauce en lugar de un eucalipto, o que eres un manzano en lugar de un melocotón, y si pruebas tus frutos quizá veas que no son fuji, sino reineta.
A menos que seas un chef de cocina francesa, puede que te sientas decepcionado. Quizá quisiste ser un tranquilo nogal, te llamaron roble y amaneciste algarrobo.
La vida, no es tan simple como parece, pero siempre tienes derecho y posibilidad de desmadejarte en parte y reconducirte.
Lo más importante es tener un toque de realidad, comprender porqué se ha producido esa desviación.
Siempre me sorprenden esas rocas y esos árboles que han crecido o se han erosionado con una evidente influencia del viento y que resultan tan pictóricos, casi japoneses, pero que sin embargo, eso encierra una vida que ha sido muy intensa, y probablemente sufrida.
Escuchaba a Alberto Olmos hablar de los escritores, de su necesidad de escribir por su sufrimiento interno, habitualmente social, y de cómo decía, que al leer a alguien se decía, para sí mismo -como escritor y como crítico de otro escritor-, a este, le falta sufrimiento.
Faltando o sobrando el sufrimiento, siento de hoja perenne o caduca, la cuestión es si estás cómodo en ti, o puedes soportar en lo que te has convertido. Y ser capaz de deshacer algunas partes y cambiarlas.
La urgencia me recuerda la escena de los Ents discutiendo con Gandalf sobre luchar o no, cómo hacerlo, si tenían derecho o no, hasta que empiezan a ver como los árboles del bosque están siendo devorados y aniquilados, y se ponen en marcha y luchan en la gran batalla.
La urgencia suele tapar a la importancia, y muchas veces se justifica a sí misma en el ultimo instante.
Desmadejarse sin embargo apela a una forma de relación con uno mismo, mucho más orgánica, en la que la construcción de uno mismo, tiene que ver con esa cadena de decisiones que podemos revertir, y atender para hacernos como queremos.
La conciencia, es la meta ultima, no la conciencia cotidiana, si no la consecución o quizá la persecución de esa conciencia permanente de quienes somos, a pesar de estar en nuestra propia búsqueda y experimentación.
Los sabios, amanecen en tu vida para dejarte regalos, y la conversación con esa gran amiga de toda la vida, te da claves a las que no has podido ponerle nombre.
Mi expresión era: «Estamos en el no tiempo», y ella me responde con esa voz bendita y suavemente poderosa -como solo una reina puede tener- diciéndome: «Es que ya no estamos en el kronos, estamos en el kairos».
Nos salimos del tiempo cronológico, lineal, y estamos en el tiempo interno, en la oportunidad de vernos y sentirnos, y valorar lo que somos y cambiarlo.
Estamos en definitiva en el momento adecuado para desmadejarse, con calma, sin prisa, porque aunque esa franja horizontal, que nos nos cabe en el pecho ya no nos valga en esta, nuestra prenda que vamos tejiendo, aún siendo nosotros, no está la cosa para deshacer ni una línea de más, porque esas experiencias y ese tiempo invertido en ellas es más valioso que nunca.
El ser capaces de desmontarnos para rehacernos, de cambiar y adaptarnos a quienes realmente somos, nos va a servir para estar más cómodos, y comprender de dónde venimos sin añorarlo, para ser más capaces de estar ahí para nosotros mismos, en el futuro inmediato.
Y el mejor regalo de este acto de desmadejarse es que vamos a ser mucho más útiles también para los demás.
Los árboles, como las personas, crecen, al igual que los cristales minerales, en un entorno, que cambia, y que muta, que se transforma, pero en un momento, es un condicionante, un límite, y en el siguiente es un apoyo, y en el otro es un alivio.
Siempre podemos crecer para aprovechar esos cambios.
Y si no conseguimos volver a ser el melocotón fragante que fuimos de jóvenes, al menos podremos ser un nogal, bajo el que echar una siesta, en la sombra del verano, o tomando el sol en invierno.
Estamos definitivamente en un momento de mirar adentro, de cambiar y reflexionar, de experimentar y de sentir y aprovechar quienes somos.
Muestra vida, más valiosa que nunca, como la madera del árbol viejo que hace tronco, y aunque para unos sean sólo tablones o madera para un mueble noble es soporte de vida y creadora de realidades que a otros cobijan. A todos nos llega el tiempo de la oportunidad, la posibilidad de desmadejarse, lejos de ser un drama, es un regalo, es un triunfo de un nuevo futuro, aprovéchala.
Sauce llorón, fresno, álamo temblón, manzano, ¿Pistacho?
¿Que tiempo de árbol quieres ser para ti?
¿Que necesitas en este momento?
¿Porqué te sientes como te sientes?
Te animo a observarte, decidir y desmadejarte, aunque sólo sea un poquito.
No hay mucho que decir de cierta importancia sobre mi. Soy Sikh, profesor de Kundalini Yoga, también formador de profesores de K.Y. y doy algunas clases de K.Y. He sido programador de páginas web con resultados dispares. También he sido profesor de programación y diseño elemental de páginas web con HTML, JavaScript y PHP. Afortunadamente colaboro con una academia de renombre en el aspecto técnológico: CICE, donde doy cursos basados sobretodo en tecnología web: PHP, Javascript, HTML, CSS, Ajax. Así como MySQL http://www.ciceonline.com Siempre relacionado con tecnologías de código abierto. Ahora estoy volcado en un proyecto de comunidad yóguica en el campo, en Guadalajara. Well there is not more important to say about Devta except that it's me! I am a Kundalini Yoga Teacher, spanish, fallero, and I had being a computer programmer, oriented to PHP and Web Pages and Web Applications. Fortunatly I work in CICE, a technology and computer academy, in Madrid. http://www.ciceonline.com. There I teach PHP, Javascript, HTML, CSS, AJAX and other web related techonolgy, and MySQL. Always related open source technology and code. Now I teach K.Y. classes and teachers training courses. More and more I am working to build up a little yoguic community in the country, in Guadalajara, near Madrid (Spain).
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